Sociedad

Arzobispo de Acapulco reflexiona sobre el pape del papá en la familia

Arzobispo de Acapulco reflexiona sobre el pape del papá en la familia
  • Publishedjunio 18, 2023

«El día de hoy nos invita a mirar el papel tan valioso y necesario del padre en la familia, y a expresarles una palabra de felicitación y de gratitud. Hagámoslo con mucho cariño y grande alegría», convocó monseñor Leopoldo González González, arzobispo de Acapulco.

En la oración pidió al Señor que los bendiga, que escuche sus súplicas.

«¿Qué anhela un buen papá en su vida?», preguntó y responde que el libro de los Proverbios presenta estas palabras de un papá a su hijo: «Hijo mío, si se hace sabio tu corazón, también mi corazón se alegrará. Me alegraré de todo corazón, si tus labios hablan con acierto (23, 15-16). Lo que llena de sentido la vida de un buen papá es haber transmitido al hijo un corazón sabio. El Papa nos dice que este padre le dice a su hijo: ‘Seré feliz cada vez que te vea actuar con sabiduría, y me emocionaré cada vez que te escuche hablar con rectitud. Esto es lo que quise dejarte, para que se convirtiera en algo tuyo… Soy feliz de ser tu padre'».

Según el prelado católico, las posibilidades de transmitir a los hijos esta herencia son:

La cercanía. Es necesario que el papá esté presente en la familia. “Que sea cercano a la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, cansancios y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan y cuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos… cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino…”

La paciencia: “Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia el regreso del hijo que se ha ido”.

El arte de corregir: lo hace con firmeza, no es complaciente, porque sabe del mal que le hace si no lo corrige cuando actúa mal, si no ayuda a su hijo a comprender que nuestros actos traen consecuencias buenas o malas y hemos de ser muy atentos al hacer nuestras decisiones. Pero lo corrige sin humillar, nunca de manera brusca. La corrección es un bien muy grande, no una reacción de disgusto o de enojo.

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