Alcalde de Atlixtac señala que fue amenazado después de encabezar marcha; tocó intereses y por eso lo atacaron el jueves

El alcalde de Atlixtac, Guillermo Matías Marrón, acusó que la agresión en su contra la tarde del jueves al salir del puerto de Acapulco es “resultado” por tocar intereses después de la marcha de 80 mil personas de 15 municipios de la región Montaña baja de Guerrero.
El polémico político, de quien propala versiones que es apoyado por el grupo delictivo Los Ardillos, negó ese hecho, acusó que el gobierno con su “prensa pagada” son quienes lo señalan de esos vínculos con el grupo criminal al que tampoco refiere por su nombre.
Negó que fueran obligados a manifestarse por “ese grupo delictivo y por ese grupo me tratan de vender como villano y yo creo que parte de eso fue los resultados de hoy, a donde atentaron con mi vida”.
“Pero se equivocaron porque les digo, ‘yo creo en un Dios vivo, ¿eh? Que es fuego consumidor ‘y quien lo haya (hecho) no se mete conmigo, se mete con él. Las pruebas periciales que están ahí, las balas entraron y salieron. Un milagro de Dios”, dijo.
De la agresión en su contra explicó que salía de Acapulco después de que trajo a su suegra al Instituto Estatal de Oftalmología, pero él también vino a una reunión del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS), uno de los ocho fondos que conforman el Ramo 33, Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios.
Aclaró que a la reunión mandó a su director de obras y él se fue con su esposa y su suegra al hospital ubicado en la colonia Ciudad Renacimiento, por un problema de los ojos.
Anotó que vinieron de entrada por salida, pasaron por una base de la Guardia Nacional, por la zona del poblado Dos Arroyos, cuando se les emparejó una camioneta “y sin decir agua va, sobres pues”.
“Entonces, como yo meto a mi esposa y a mi suegra dentro de la camioneta, entonces dos elementos de seguridad, se subieron a la batea. Entonces, cuando se nos emparejan y me encañonan. El ataque fue directo. Uno de mis guardias logra disparar. Dispara, pues, les ganó el tiempo a aquellos amigos y desconocemos, si murió o no murió (el agresor)”, anotó.
Agregó que pasaron como unos 15 minutos, pero como la camioneta blindada no puede correr más de 100 kilómetros por hora porque corre peligro, lo alcanzaron de nueva cuenta, “ahora sí, hasta que se acabaron todos sus plomos”.
En declaraciones en Chilpancingo a un grupo de reporteros, rechazó hacer el juicio de si “el ataque fue directo, desconozco, no puedo hacer juicios”.
“Solo sé que al llegar aquí a esta capital con 80 mil personas ese día (el día de la protesta), se tocó varios intereses”, aseveró.
Si con grupos delictivos le preguntaron, agregó que con el propio gobierno federal, con el gobierno.
Dijo sentirse “tranquilo porque soy un hombre ferviente de un Dios vivo. Y aunque la prensa pagada por el gobierno me ha vendido como un villano, pero Dios conoce mi corazón y sabe que no estoy haciendo las cosas mal. Si he pedido y si me han puesto de rodilla y me han puesto un arma en la cabeza, es por el bien de mi pueblo. Por el bienestar de los 15 municipios que soy líder y de los 600 comisarios”.
Invitó a los reporteros que lo entrevistaron que podían recorrer los 15 municipios a “donde soy líder y no hay robo, no hay secuestro, no hay venta del mentado cristal, no hay extorsión. ¿Eh? Y los quiero invitar este día 30, el 30 de este mes tengo la asamblea de cada dos meses, precisamente le toca en mi comunidad, Atlixtac, donde van a estar los 15 presidentes y los 600 comisarios”.
“Yo creo que, yo no me quiero equivocar. Tampoco quiero hacer juicios sin tener los pelos de la burra en la mano. Solo sé que hubo mucho dolor, les ardió eh, a las personas a quienes haya tocado ahora sí el día que venimos a Chilpancingo, pero ustedes no sabían que el día 4 de febrero, yo ya había tenido una reunión con todo el gobierno”.
“Incluso solicité la presencia de la gobernadora. Minutos antes ella tuvo un evento en el edificio Sentimientos de la Nación y erróneamente me sentaron en la mesa y después me sacaron con los 15 presidentes municipales y nos recibieron en Palacio. Ya la segunda ocasión fue cuando yo llevé el mensaje a los 600 comisarios y ellos determinaron lo que se hizo”, declaró respecto a la marcha del 5 de marzo.
Justificó así el que fueran obligados a marchar, “ajá, no puede obligar a 80 mil personas que digan, ‘ah, no, es que los obligaron, ese grupo delictivo y con ese grupo me tratan de vender como villano’ y yo creo que a parte de eso fue los resultados de hoy a donde atentaron con mi vida. Pero se equivocaron porque les digo, ‘yo creo en un Dios vivo, ¿eh? Que es fuego consumidor y quien lo haya hecho no se mete conmigo, se mete con él. Las pruebas periciales que están ahí, las balas entraron y salieron. Un milagro de Dios”.
Aceptó que su camioneta está blindada pues informó que “ya me habían dado un mensajito por ahí, que que me iban a matar”. Precisó que esa amenaza fue después de la manifestación del pasado 5 de este mes.Abundó que incluso hizo del conocimiento de esta amenaza al Coordinador de la Paz con sede en la Montaña baja. Yo le notifiqué y le dije, ‘mire, así, así, así están las cosas’”.
Respecto a qué le decía a la autoridad respecto al ataque, argumentó no saber, pero que tampoco podía negar “el apoyo, en su momento bien o mal”, detalló que tiene el acompañamiento de la Guardia Nacional, pero criticó que por la situación lo arrodillaron, lo tiraron al suelo, le quitaron la charola, les quitaron las armas, a su esposa la bajaron de las greñas de la camioneta y a su suegra.
Indicó que su esposa por miedo se tiró en la zona donde está la presa del río Papagayo y que “por miedo ella dijo, no, pues ya nos mataron. Porque cuando llegamos a la Guardia Nacional, pues había unos de civiles con su fusil, pues. O sea, que sabes que te vienen balaceando y llegas a una base y no están uniformados, que se te viene a la mente, ¿no? Pero posteriormente yo digo que es una reacción muy natural, ¿no? Pues ves que llega una camioneta blindada y con civiles armados, pues tienes que tus protocolos, ¿no?”
“Y ya después que nos auxiliaron en un Centro Médico ahí en Tierra Colorada y ahí este pues la verdad ahí me dejaron ya, pues llegó la (Policía) Estatal, me habló el el licenciado Francisco Rodríguez (subsecretario de Gobierno), me marcó y me dijo que me iban a apoyar y afortunadamente sí llegó la Estatal, fuera de tiempo, ¿no? Porque pues nadie es adivino para saber el tiempo exacto en que iba a ser el ataque, ¿no? Llegaron y me escoltaron y pues pueden ver aquí, están haciendo ahora sí su trabajo”.
Respecto a qué decía esa amenaza de muerte, explicó “que anduviera con cuidado pues que me iban a matar, pues”. Agregó que fue una llamada anónima, y si tenía el número de la llamada, aclaró que no.
“Fue una llamada normal” y le preguntaron si a raíz de eso aumentó su seguridad, reconoció que sí como blindar la camioneta para lo cual contó con el apoyo de su hermano José Martínez que está en Estados Unidos y quién que se cargó de apoyarlo para el blindaje.