Acapulco anárquico
Mi padre tiene 70 años.
En el 60 en su infancia y adolescencia se alquilaba con su familia para la corte de limón.
No era la única actividad, también viajaba de El Tecorral, municipio de la región Costa Chica de Guerrero, a los mercados para la venta o intercambio de maíz.
A raíz del huracán de categoría 5 Otis que dejó miles de damnificados en su más de un millón 300 mil personas, a su memoria viene que su casa en Ciudad Renacimiento se inundó porque en el crecimiento urbano se les ganó terreno a los arroyos y ríos, como el contaminando La Sabana.
Me explicó que tan solo el que baja de Las Parotas y nace allá por El Veladero, lo mismo que otro afluente más y que baja por la colonia Emiliano Zapata y pasa por la Libertadores, habitantes les ganaron terreno.
Lo mismo con el de La Sabana, que cuando no había un crecimiento poblacional a las dimensiones de esta actualidad, su cauce era tan prominente en épocas de lluvia que hoy desarrollos inmobiliarios y la planta de la refresquera Coca Cola allá por El Cayaco, le ganaron a la corriente natural que lo que provoca son cuellos de botella que el agua no corre como debería y en consecuencia las inundaciones en Ciudad Renacimiento y las casas de desarrollos inmobiliarios como Luis Donaldo Colosio.
Emití mi opinión, esa es la realidad, sí.
Y también gracias a la corrupción al permitirse un crecimiento urbanístico violando el plan regulador, no hay ni ton ni son en este Acapulco anárquico.